miércoles, 4 de julio de 2012

Jirón Ancash con Lampa


Decisión tomada, nos vamos al centro, le dije a mi hermana, de la ruta se encarga el Metropolitano. Bajamos en el paradero Jirón de la Unión, muy ubicada no me encontraba por lo que trate de seguir al pie de la letras las indicaciones de mi mamá: “Entran por Lampa, la calle de Metro, sí sabes cual es Nathy, la que llega al Banco de Crédito…”, pues mucho caso no le hicimos porque entramos por Carabaya, mi pequeña acompañante conoce más el Centro de Lima que yo, su hermana mayor, vergüenza total.
Después de caminar seis cuadras y conocer el Urban Hall, logramos ubicarnos y llegamos al Monasterio de San Francisco de Asís. La fachada está bastante deteriorada, al parecer está en mantenimiento. Hay muchas palomas robustas en la entrada, la gente se sienta a alimentarlas. Creo que no les quedó claro que esos indefensos animales traen enfermedades mortales, somos tercos.
Nos recibió un elegante portero vestido de terno oscuro y nos indicó donde cancelar el tour; estudiantes 3.50 soles. Luego pasamos a la Sala Portería donde nos pidieron que tomemos asiento y esperemos a nuestra guía. No pude evitar examinar a un turista oriental sentado exactamente al frente mío, el pequeño hombrecito chino dormía profundamente y estaba sólo, me pareció extraño, los turistas, y en especial los orientales, andan en grupos, ¿Se habrán olvidado de él?, nunca lo sabré.
En esta fría habitación, decorada con azulejos sevillanos del siglo 17, en la que destacaban seis grandes pinturas, al lado izquierdo; San Francisco de Asís en Éxtasis con Arcángeles, San Buenaventura y La Inmaculada Concepción. Al lado derecho; Ildefonso Briceño y San Antonio de Padua, y en la pared posterior una gran y hermosa pintura de Cristo Crucificado del alto de toda la pared.
De pronto llegó Cinthia, nuestra guía, muy amablemente nos invitó a comenzar el tour. Minutos antes llego una simpática y muy curiosa chilena, una integrante más del grupo.
Toda esa reliquia data del siglo 17, hasta el momento se han realizado varias reconstrucciones por los derrumbes habidos en diversos terremotos desde la creación hasta la fecha.
La biblioteca de los Franciscanos cuenta con 25 mil libros y tres corales, los cuales se empleaban en ceremonias en la Sala Coro, poniendo los corales en el templete, ubicado en la parte central, y girándolo para que los ciento cincuenta asistentes acompañen las ceremonias con canticos. A un lado se encontraba un piano en el que una persona ingresaba por una puerta y lo tocaba con los pies, mientras en la parte posterior otra persona simulaba tocarlos. Esta sala tenía una olor peculiar, me recordó mucho al olor de los curanderos chamánes, como a flores, hierbas, muy extraño olor.
Estaba muy ansiosa por llegar a las famosas catacumbas, tanto que la guía estaba tan apresurada que  los demás se retrasaban mirando los detalles mientras que la guía pasaba a la siguiente habitación, y yo la seguía por cual perro faldero.
Visitamos la Sala Pinacoteca, Claustro Principal, Sala Capitular, Sala Profundis; En esta sala había una pintura titulada Cristo Ante Pilatos, en la que Cristo se presenta en una posición y expresión de dolor mirando hacia el frente, dice la leyenda que a quien el Cristo no le quita la mirada es porque a sido un gran pecador. El Cristo no me saco la mirada de encima, eso está mal.
También dimos un paseo por la Sacristía, que tenía ese olor a madera antigua, me remontó a mi último año de colegio, el anfiteatro tenía exactamente el mismo olor, que bonito recuerdo.
Y llego el momento que tanto esperé, las famosas Catacumbas que albergaron 25 mil cadáveres de personas de bajos recursos económicos. Por ahora el tour sólo está habilitado en el primer nivel, un nivel más abajo fueron enterrados 30 mil Franciscanos, hasta 1821, que Don José de San Martin prohibió seguir enterrando en Catacumbas porque se aperturó el primer cementerio en la Ciudad, Presbítero Matías Maestro.
El techo es bajo, el piso desnivelado y de tierra, las paredes de ladrillo y de color blanco por el material que emplearon para construirla, que fue excremento de animales.
En 1952 Catacumbas abrió al públicos, en ese mismo año se perdió un niño que hasta el día de hoy no a sido encontrado. Cinthia nos confesó que hay muchos conductos clausurados para que los turistas no se pierdan, ya que las Catacumbas son laberintos que te conducen a diferentes partes de la ciudad, por ese motivo se extravió el pequeño.
La guía también comentó que en unos años se abrirá el recorrido en el segundo nivel de Catacumbas, donde se encuentran los cadáveres de los Franciscanos, espero que ese tour sea más amplio y duradero, ya que este me dejo mucho que desear.
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Un día

La situación perfecta, el lugar perfecto, la compañía perfecta, ¿Qué más puedo pedir? No logro reconocerla por completo, pero es felicidad.  Tal vez el mejor momento de mi vida, ojala sea verdad. De pronto se aproxima un sonido que se torna aturdidor, cada vez más insoportable. Morfeo me suelta de sus brazos, abro los ojos y tomo mi despertador y apago la maldita alarma. Esa sería una situación casi perfecta pero NO, Lo más probable es que ponga en stand by el despertador por 5 minutos e intente volver a dormir. Esta rutina se repetiría unas tres veces y el reloj alarma volvería a sonar cuantas veces sea necesario, con la intención de retomar el sueño que jamás soy consciente jamás volvería, es entonces cuando me rindo, me paro y voy directo a la ducha.
Empezó mi día, nada satisfecha  pero con el transcurrir de las horas pasa a segundo plano esa molestia.
Luego de estar cambiada, tomo un ligero desayuno, sólo un simple jugo, y me enrumbo a Isil, una hora y quince, es el tiempo estándar de viajes distritales, desde mi casa a donde sea, gracias a Dios logré acostumbrarme. Llego, como es de costumbre tarde, toco la puerta del 211, se abre, al pasar el umbral siento un calorcito que en un futuro, y a corto plazo, se podría convertir en insoportable, camino hacia el final, la tercera fila, segundo asiento. Y ahí estaba él. El profesor Felipe Gamonal, trabajador eterno de epensa, siempre recibiéndome con esa chispa que lo caracteriza cómico, “Hola amiga Nacha, te estábamos esperando para comenzar la clase”, sonrío y me siento rodeada de computadoras, paredes blancas, un proyector un poco chueco, y lo más desmoralizador e importante para Felipe, menos de la mitad de mis compañeros en el salón. Lamentablemente todas las clases son así, como si se turnaran para faltar.
Empezamos con el tema del día, y la mayoría de nosotros en facebook, poniéndonos al día de las ultimas juergas y fotos, quienes fueron, con que ropa, quien agarró con quien y muchas cosas más. Obviamente es notoria la desconcentración grupal, ya que se percibe y se escucha el teclado al tipear, el profesor sigue hablando y pide silencio, a muchos nos importar como a otros no.
Al finalizar la clase bajamos y salimos a la puerta de ISIL, nos fumamos un cigarro Dania, Ana Lucia y yo, esperamos que llegue Luciana, compramos “provisiones” en el kiosco de la esquina, sin duda el infaltable pan con pollo que sabe a nada, es el pan con pollo más “tela” que he comido, pero por hambre y  ajustar nuestros bolsillos, nos la jugamos, volvemos a entrar a ISIL, que por cierto está muy bonito, fue el semestre que pusieron las banquitas verdes en todos los huecos que estaban desocupados, nosotras preferíamos algo un poco más calientito y nos íbamos a la alfombra de la biblioteca, con peligro de que la mascota nos ataque, va a sonar muy grosero, pero la bibliotecaria no tiene tino para tratar, siempre nos botaba por hacer bulla, dentro de todo lo entiendo y acepto que a veces pecábamos de escandalosas pero hay formas de pedir las cosas, ¿no?. Bueno esa vez no logró botarnos, lo tome como el reto del día, y ganamos.
Al término de la jornada, salgo del salón, con ganas de llegar a casa y comer lo que mi mamá haya cocinado. Cruzo la pista de la forma más rompe reglas posible, espero aproximadamente cinco minutos a que pase la línea T, el famoso moradito, al subir busco asiento, lo consigo y a dormir se ha dicho, empezó mi viaje.
“Bajo antes de voltear”, son 5 cuadras a pie o china. Al llegar a casa almuerzo, descanso y luego me voy al trabajo, regreso de madrugada, directo a dormir.
De pronto me encuentro en la situación perfecta, el lugar perfecto, la compañía perfecta, ¿Qué más puedo pedir?, ¡No! esta vez no caeré.
Maldito Morfeo me soltaste otra vez.

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